La Sierra del Montsec se extiende casi 40 kilómetros entre las comarcas de la Noguera, el Pallars Jussà y la Baixa Ribagorça y su historia empieza con la formación de las rocas que la componen, las cuales se remontan a hace más de 200 Ma.
Las formas y el relieve actual no siempre han sido los mismos, de hecho, gran parte de las rocas sedimentarias que forman esta sierra son de origen marino, puesto que donde ahora encontramos los Pirineos había una cuenca sedimentaria, una depresión cubierta por mar.
Esta cuenca se originó por el proceso de fragmentación del supercontinente Pangea durante el Triásico (hace unos 250 Ma) que dio lugar a las placas tectónicas europea e ibérica, las cuales se fueron separando a lo largo de una cicatriz de una fractura previa llamada falla Norpirenaica. Este proceso de distención propició una topografía cada vez más deprimida que, gradualmente, iba quedando invadida por el mar.
El mar del Pirineo
El antiguo mar pirenaico limitaba al norte con las montañas del Massís de l’Aquitània y al sud con las del Massís de l’Ebre, ambos actualmente desaparecidos por la acción de la erosión. Los ríos que drenaban y erosionaban estos macizos transportaban los sedimentos generados hacia el mar del Pirineo, en forma de grabas, arenas, limos y arcillas que se depositaban en su fondo.
Estos materiales, con el paso del tiempo, se transformaran en roca a través del proceso de litificación, formando conglomerados, gres o lutitas.
Por otro lado, en este mar también se formaban rocas de origen biológico y químico. La acumulación de restos esqueléticos, de composición carbonata (como pueden ser corales o conchas) en zonas con abundante fauna marina, da lugar a las rocas calcáreas y dolomías. Estas rocas también se pueden producir por precipitación química o por acumulación de barros calcáreos. Las rocas de carbonato de calcio o de magnesio acostumbran a tener tonalidades grisáceas y se observan muy bien a lo largo de la vertiente sur del Montsec.
Por el contrario, en las partes más someras y tranquilas de esta cuenca invadida por el mar, también se formaron rocas evaporíticas. Estas se producen por evaporación del agua y la consiguiente precipitación de las sales, entre otras.
Crecimiento del Montsec
Hace unos 85 millones de años, la dinámica del mar del Pirineo cambia. Los procesos tectónicos se modifican y se pasa de un régimen de distensión a uno de compresión: a partir de estos momentos las placas ibérica y europea empiezan a acercarse y a chocar. Como consecuencia, la zona donde queda la antigua Falla Norpirenaica, en esta zona, comienza a emerger y levantarse. Las rocas, que justo estaban formándose en el fondo del mar, todavía poco consolidadas, se deforman y se fracturan, y nace el relieve del Pirineo.
Esta transición de un momento de distensión (las placas se separan) a un momento de compresión (las placas se acercan y chocan) provoca cambios en la configuración de la cuenca, que queda restringida ante el relieve emergente llamado cuenca de antepaís. Estas cuencas se forman por el choque entre placas donde una de ellas se posiciona encima de la otra, dando lugar a fracturas compresivas y encabalgamientos. El peso de una masa de roca sobre la otra deforma los materiales inferiores y genera una zona deprimida delante de la sierra que se está formando, y, en este caso, una cuenca al sur del Pirineo. Los movimientos compresivos y de levantamiento generan mantos de corrimiento; masas gigantescas de roca que se desplazan hacia el sur. Se deforman y se montan unas sobre las otras: se encabalgan. La Sierra del Montsec forma la parte frontal de uno de estos mantos.
Durante el Cretácico, el manto de Bóixols-Sant Corneli (en el Norte) encabalga el manto del Montsec. Más adelante, durante el Paleógeno, siguen los procesos de deformación y, como una onda expansiva, el manto del Montsec empieza a alzarse, encabalgando y deformando el terreno que tiene al sud, contribuyendo así a la posterior formación de las sierras marginales del prepirineo. Los esfuerzos tectónicos del manto de Bóixols-Sant Corneli sobre el Montsec condicionaron la forma cóncava de este último, generando la Cuenca de Tremp, a la espalda de la Sierra del Montsec.
A finales del Oligoceno, hace aproximadamente unos 20 millones de años, los Pirineos dejan de crecer. Se detiene el levantamiento de la sierra y la erosión empieza a esculpir el relieve actual generando las impresionantes escarpadas del Montsec tal y como se pueden observar hoy. Para una compresión más visual de la formación del Prepirineo, es recomendable observar con atención la figura siguiente, donde se muestra un esquema, paso a paso, de la formación de la sierra. Esta interpretación es fruto de estudios recientes; aunque todavía hay mucho por aprender del Montsec.
El registro geológico del Montsec
Una vez descrita la génesis del relieve actual, deberíamos conocer qué registro geológico hay escrito en las paredes del Montsec. El registro de los tiempos geológicos lo leemos a través de la estratigrafía y la paleontología; a través del tipo de rocas presentes, de su edad y de los fósiles que contienen.
Aún así, es necesario mencionar que la sedimentación no es constante y a lo largo del tiempo hay etapas en las que se sedimenta material (es decir, se registra información), etapas de erosión (se borra información), o directamente, no hay sedimentación. En el Montsec encontramos registrados solamente periodos en los que se depositaron sedimentos, y, por lo tanto, no todos los tiempos geológicos están representados.
Los sedimentos más antiguos del Montsec datan de finales del Triásico (K, Fig. 4). Los forman yesos, arcillas y margas con rocas volcánicas (ofitas). Los yesos y las arcillas tienen un comportamiento plástico cuando se someten a presiones, y se considera que han sido los sedimentos que actuaron como lubricante y permitieron que los materiales del Montsec se desplazasen hacia el sur hasta situarse donde los encontramos hoy en día. Por eso, estas rocas se encuentran muy dañadas y solamente se conservan en puntos concretos.
Por encima de estos sedimentos descansan las rocas del Jurásico que se componen, en la parte inferior; de calcáreas con bolas de carbonato cálcico (oolitos) (Fig. 4, L1) típicas de ambientes costeros y de aguas poco profundas. Por encima; se sitúa un nivel de margas muy fosilífero (Margas de la masía Conill) que contienen restos de braquiópodos, crinoideos, cefalópodos (como amonitas, belemnitas, etc.) y bivalvos (Fig. 4, L2), algo que corresponde a ambientes de un mar más profundo que el anterior. Las rocas del Jurásico, culminan en un nivel de dolomías, unas rocas carbonatas que se componen mayormente de carbonato de magnésico y que también corresponden a un medio marino. En el Montsec presenta tonalidades grises y es la roca sobre la cual descansa la ermita de la Pedra (Fig. 4, D).
Durante el Cretácico inferior, la separación entre la placa europea y la ibérica proporcionará las condiciones ideales para la formación de medios transicionales, es decir, zonas de costa, pantanosas y de lagos de agua dulce, con un registro de calcáreas y margas que contienen fósiles de un tipo de alga muy concreto, los carófitos (Fig. 4, Ci). Es necesario mencionar las zonas lacustres de agua dulce, dado que las rocas que se forman en estos lagos de aguas tranquilas, y de cierta profundidad, son unas calcáreas grises de grano muy fino. De hecho, la medida del grano es tan fina que, tradicionalmente, se han utilizado para la producción de planchas para el arte de la litografía y, por lo tanto, reciben el nombre de calcáreas litográficas. Éstas contienen los fósiles en excepcional estado de preservación de los yacimientos de la Pedrera de Meià y La Cabroa, los cuales presentamos en este portal. Entre estos fósiles destacan peces, pájaros, anfibios, insectos y gran cantidad de materia vegetal como por ejemplo las montsequias, las primeras plantas con flor de la historia de la vida (con el topónimo del Montsec integrado en su nombre).
Durante el Cretácico superior, la erosión del macizo del Ebro iba aportando el material que se iba sedimentando en el fondo del mar pirenaico (Fig. 1). Las rocas del Montsec registran la parte más costera de este sistema. En orden cronológico encontramos primero las Calcáreas de la Cueva (Fig. 4, Cs1), un conjunto de niveles de calcárea micrítica con fósiles microscópicos (foraminíferos) que vivían en aguas de poca profundidad. El nivel inferior de estas calcáreas es el más continuo y forma las calcáreas de picones que se pueden observar en el barranco de las Finestrelles. Los niveles superiores son más discontinuos y contienen fósiles de rudistas, unos bivalvos de forma cónica constructores de arrecifes.
Sobre estas calcáreas se sitúa un nivel margo-noduloso conocido como las ‘Margues dels “Montsecs” cultivats’ (Fig. 4, Cs2). Esta unidad va cambiando entre el Montsec de Meià y el del Estall; en el primero dominan los gres y conglomerados, y en el segundo, estos gres se encuentran en la base y el techo de un paquete de margas con una gran cantidad de fósiles. Estos sedimentos corresponden a la formación de un delta en el mar Pirenaico con aportaciones del macizo del Ebro situado al sur (Fig. 1). Entre los fósiles destacan los corales coloniales y rudistas, pero también se encuentran corales solitarios, braquiópodos y foraminíferos.
Cuando acabaron las aportaciones de sedimentos por parte de los ríos, se inició una nueva dinámica sedimentaria donde los organismos fijadores de carbonato cálcico empezaron a formar rocas calcáreas que hoy forman el pico más alto del Montsec (Fig. 4, Cs3).
Por encima de estas calcáreas se encuentran los gres del extremo norte del Pas de Terradets o de Isona (Fig. 4, Cs4), los cuales corresponden a un nuevo ciclo de erosión del macizo del Ebro que aportaba los sedimentos al mar pirenaico y los depositaba formando deltas. Estos gres son los conocidos gres de la Formación Areny que también afloran en el norte de la Cuenca de Tremp y se corresponden con ambientes de costa donde se encuentran numerosos restos de dinosaurios. Así pues, la sedimentación en estos mares, se ve condicionada por momentos de erosión en el continente, generando ríos que transportan agua “sucia” con mucho sedimento, que se deposita en forma de gres y otros materiales, alternando momentos de calma, con la aportación de los ríos disminuye, las aguas son más “limpias” y permiten que se desarrollen los organismos fijadores del carbonato de calcio que forman las calcáreas.
A finales del Cretácico, el mar Pirenaico se va llenando de sedimento y los ambientes marinos pasan gradualmente a ambientes continentales. Este relleno, combinado con una bajada del nivel del mar y el levantamiento de los Pirineos, provoca que la costa migre hacia el oeste, marcando el fin del Cretácico y su era, el Mesozoico, con unos sedimentos rojizos. Los sedimentos de esta época representados en el Montsec son conglomerados, gres, pelitas rojizas y calcáreas con estromatolitos en la parte superior (un tipo de algas verdes que generan estructuras rocosas muy características) (Fig. 4, Ga). Estos sedimentos, llamados facies Garumnienses, marcan el Maastrichtiense, la edad final del Cretácico, de cuando datan los fósiles de dinosaurios extraídos a banda y banda del Pirineo.
La siguiente Era, el Cenozoico, se inicia con una subida del nivel del mar que se abre hacia el oeste e inunda las cuencas de Meià y Àger, al sur del Montsec, y la cuenca de Tremp i Dellà al norte. En este momento el “proto-Montsec” ya asoma la cabeza por encima del mar y separa el mar pirenaico en dos cuencas individualizadas. El Montsec se irá erosionando y generando sedimentos que se depositaran en las zonas más deprimidas. En el puente de la Passarel·la aparecen unas calcáreas conocidas como las calcáreas del Grupo Àger que se caracterizan por estar formadas por alveolinas (foraminíferos) (Fig. 4, Ei1). Intercaladas con ellas hay niveles de conglomerados, fruto de la erosión del “proto-Montsec”.
Por encima de las calcáreas con alveolinas se depositaron sedimentos deltaicos. El más antiguo y más espectacular ejemplo de estos sedimentos se encuentra en la Règola, en el valle de Àger, en forma de estructuras de estratificación mareal excepcionales (Fig. 4, Ei2). Este ambiente costero rápidamente quedó inundado de nuevo, debido a una nueva subida del nivel del mar, como demuestran los niveles de arcilla que se observan encima (Fig. 4, Ei3): cuando sube el nivel del mar, el poder erosivo y de aporte de los sedimentos de los ríos disminuye.
Seguidamente el nivel del mar vuelve a bajar, generando un nuevo delta sobre los limos y arcillas mencionadas. Este sistema deltaico es donde se sitúa el pueblo de Àger (Ei4). Está formado por grandes lentejones de gres entre medio de limos de tonos azules que se han interpretado como barras de arena que lateralmente se transforman en cordones litorales. Por encima encontramos niveles arcillosos con ostras y gasterópodos de aguas saladas que marcan la muerte del delta.
Una nueva bajada del nivel del mar, ahora hace 52 millones de años, provoca la formación de nuevos deltas, en el valle de Àger (Fig. 4, Ei5).
A finales del Eoceno (hace unos 38 millones de años) se incrementa drásticamente el levantamiento del Pirineo axial provocando el establecimiento de torrentes con mucha pendiente y energía que aportaban grandes cantidades de cantos rodados, gravas, arenas y limos que llenaban las zonas más deprimidas situadas al sur, y que hoy encontramos en forma de conglomerados. En el Montsec hay registro de estos depósitos en los extremos E-W (Fig. 4, O).
Para acabar con la historia sedimentaria. Durante el último millón de años, es destacable el hecho que los valles situados al pie del Montsec recibieron las últimas pinceladas al depositarse gravas angulosas provenientes de desprendimientos posteriormente depositados en forma de taludes, donde actualmente se encuentran plantaciones de almendros. También merece la pena destacar los depósitos de calcárea blanda (localmente llamada “pedra tosca”) asociada a surgimientos de agua subterránea a lo largo del rio Fred en Vilanova de Meià (Fig. 4, Q).
El resultado de la interacción inevitable de la dinámica sedimentaria ligada a la tectónica que levanta montañas y a los procesos erosivos que se generan es lo que ha ido esculpiendo el espectacular paisaje del que goza esta zona.