Un periodo oscuro, cierre de la Pedrera y Guerra Civil

Con la finalización de los trabajos de extracción de piedra litográfica decayó la intensidad de la recolección de fósiles, al menos de aquellos que acababan en manos de científicos que posteriormente las depositaban en colecciones públicas.

Con seguridad las pedreras fueron visitadas continuamente, no ya para la extracción de piedra litográfica, sino para aprovechar la propia piedra para hacer picas y fregaderos.

La Guerra Civil se enquistó durante bastante tiempo en el Montsec, donde todavía encontramos las trincheras y restos de material bélico. Además, la guerra trajo un período de oscuridad intelectual y científica que detuvo el progreso de la sociedad catalana durante décadas.

Un nuevo impulso para la investigación científica

Durante estos años de oscuridad, el hecho más importante era sobrevivir, dejando de lado muchas de las aficiones o gozos científicos o culturales. Es en este momento que encontramos un personaje principal para la reactivación de la recolección y estudio de los fósiles de la Pedrera.

Lluís Ferrer i Condal, era el médico de Salàs de Pallars. A principios de los años 50s se interesó por la Pedrera de Meià lo cual le llevó a visitarla por primera vez. Ferrer era un entusiasta de los fósiles, y en 1951 descubrió un fósil de rana y una pluma en la Pedrera, entre otros descubrimientos de gran interés internacional. Esta rana resultó ser un nuevo género y especie, i>Eodiscoglossus santonjae /i>(Villalta, 1954), encontrada en parte y contraparte al abrir una losa de calcárea. Como curiosidad a comentar; una de las partes de la losa fue vendida al i>Museo Nacional de Ciencias Naturales/i> de Madrid y conservó la otra parte de la losa para su colección./p>

Personaje clave en el descubrimiento de la primera angiosperma

También es destacable que durante las salidas realizadas entre los años 1951 y 1952 recogió numerosos vestigios de flora y fauna que transmitía a Carlos Teixeira, un paleontólogo portugués de la Universidad de Lisboa. Entre ellas, el conjunto de muestras con vegetales fueron la base del estudios hecho por Teixeira (1954) en el que determinó dos nuevas especies de angiospermas del yacimiento: Montsechia vidalii i Montsechites (Ranunculus) ferreri.

Un guía para las grandes expediciones

Ferrer i Condal acompañó, en 1954, al Dr. Wonnacott quien volvería, posteriormente, con un equipo del British Museum. A petición del Dr. Crusafont, se iniciaron en 1964 una serie de expediciones a la Pedrera con científicos del Muséum Nacional d’Historie Natural de París, encabezados por la Dra. Sylvie Wenz, con la colaboración del Laboratorio de Paleontología de Sabadell y alumnos de la Facultad de la Universidad de Barcelona. Se realizaron siete campañas en las cuales se consiguió recoger numerosos fósiles; peces que había recogido en anteriores expediciones. Sylvie Wenz le dedicó la especie a uno de ellos (Notagogus ferreri) y también a Crusafont (Leptoletis crusafonti).

Actualmente, la valiosa colección de Luís Ferrer i Condal no se encuentra a disposición de ningún museo sino que está custodiada por algunos familiares suyos. Hasta poco antes de su muerte, esta colección, compuesta por ejemplares de las pedreras de Meià, pero también por fósiles obtenidos en otras prospecciones o por intercambios con otros aficionados de todo el mundo, todavía se podía visitar en su residencia de la Fuliola (Lleida). Actualmente se desconoce la ubicación de esta colección.

Un Paleontólogo curioso, Walter Kühne

Texto a partir de los diarios de campo de Walter Kühne, cedidos y traducidos al inglés por Urs Klebe

Walter Georg Kühne, paleontólogo alemán muy relacionado con los yacimientos del Pirineo catalán, visitó detenidamente la zona del Montsec el año 1953. A partir de sus libretas de campo, facilitadas y traducidas por su hijo Urs Klebe, se han podido conocer los periplos del investigador en el Montsec y descubrir, por ejemplo, el curioso encuentro con un joven de 17 años llamado Joan Rosell i Sanuy, que se convertirá, posteriormente, en geólogo de referencia de esta zona y de todo el Pirineo.

Una larga temporada en el Montsec

Durante su estancia en Cataluña en 1953, a finales de agosto, parece que contacta con Lluís Ferrer i Condal en Salàs de Pallars quién le indica que la mejor forma de llegar a la Pedrera era yendo hasta la estación de Sellés, donde podría quedarse en el Hotel de Lago y des de allí, con una mula y un guía, podría ir hasta la fuente de las Bagasses que es el punto donde comienza el camino. Por lo que parece, la comunicación entre Kühne y Ferrer continuará durante un tiempo (quizá gracias a las posteriores visitas que hace Kühne al Pallars) dado que en una nota de mayo de 1954 escribe que: “El Dr. Ferrer tiene una pluma sin contramolde de de las calcáreas del Wealden del Montsec, el eje no es simétrico y conserva pigmentos negros. La pluma de Archaeopteryx 1 muestra el mismo estado de conservación”.

El día 2 de octubre hace la primera inspección en la parte este de la Pedrera del Montsec donde puede observar las capas de calcáreas litográficas que se convierten en roca masiva hacia el oeste. Sus notas indican que acampó en el Montsec hasta el día 5 y que estuvo visitando los afloramientos de calcárea litográfica de otras zonas del Montsec y también observa que las capas litográficas no se encuentran en esta zona occidental. Como curiosidad hay que mencionar un comentario en relación a esta zona: “¡un bonito cielo estrellado!”, escribió. Años después el Montsec recibió la distinción de “Starlight” o zona de protección para la observación de las estrellas y el universo.

Contacto con el yacimiento de La Cabroa

Kühne, muy probablemente, también visitó el yacimiento de La Cabroa. Así, en una nota fechada el 17 de octubre de 1953 habla de Montsec II, un pequeño depósito de calcáreas que se encuentra en el camino entre Santa Maria y Rúbies, algo más al este de las minas abandonadas de carbón (probablemente las de Reguer). Comenta que este afloramiento se encuentra a pocos minutos bajando por el camino de carros, y que corta los depósitos de calcáreas. También observa que, dado que las piedras las hacían bajar desde Rúbies a Santa Maria, está convencido que los trabajadores de la Pedrera debieron de conocer este afloramiento. Él lo describe como uno pequeño, de  unos 200 metros de longitud y una altura de 20 metros. Parece que se entretiene muestreando las capas y comenta que en una hora y media ha encontrado dos plantas, medio Leptolepis pequeñas y un insecto. Por el contrario, no encuentra coprolitos. 

Como resumen de sus visitas (y también gracias a la información que le proporciona Joan Rosell) Kühne propone cuatro afloramientos con depósitos litográficos: Montsec 1 cerca de Rúbies (Pedrera de Meià), Montsec 2 (incisión de la carretera entre Rúbies y Santa Maria (La Cabroa), Montsec 3 (justo delante de Àger) y Montsec 4 (entre Àger y el Noguera Pallaresa).

Visita a las Minas de Carbón de Corçà

El 21 de octubre Kühne visita una mina de carbón donde trabajaron unos 350 hombres. Según dice, el sistema de trabajo y de procesado del carbón es muy primitivo. El tamizado del carbón se hizo a base de “fuerza humana”. A Kühne la capa de carbón le recuerda al mismo horizonte que se encuentra encima del Montsec (Mina del Reguer) con poco carbón disponible, con un grosor de unos 50 cm. Entre el carbón encuentra algunas conchas de bivalvos y plantas, pero ningún vertebrado. Kühne aprovecha para comentar que en la explotación hay algunos niños y sin ningún maestro, de manera que los niños parece que aprendían de los trabajadores.